Aunque a muchos les gusta las piedras de colores para adornar el jardín (y lo cierto es que da una sensación de alegría indescriptible cuando ves toda esa amalgama de colores juntos en el suelo), lo cierto es que las piedras blancas son las más deseadas por la mayoría de usuarios que buscan adornar sus jardines con piedras. Para que te hagas una idea de los resultados que puedes obtener con esta clase de piedras, hemos hecho un repaso por las principales propuestas y recomendaciones para el uso de piedras blancas en el jardín.
Cómo decorar un jardín con piedras blancas
Pero antes de que empieces a decorarlo, es necesario saber algo acerca de las piedras blancas, así que te recomendamos que eches un vistazo a los siguientes aspectos para conocer lo básico acerca del uso ornamental de esta clase de piedras.
1.- Son sensibles a la suciedad. Al igual que ocurre con cualquier objeto decorativo de color blanco, la suciedad es su principal enemigo y será necesario echar un vistazo cada cierto tiempo para que el jardín luzca como nuevo. Ahora bien, no es lo mismo la suciedad de la tierra del jardín que la derivada del paso de vehículos, por ejemplo. Mientras que la primera es natural, la segunda no y tendrás que cambiar o limpiar las piedras afectadas para evitar que el problema vaya a más.
2.- Presentan una porosidad mayor. Aunque hay quien dice que este color da a la piedra una mayor porosidad, lo cierto es que esta capacidad está más relacionada con el tipo de piedra que con el color. Si bien es cierto que normalmente los tipos de piedra de este color presentan un nivel de porosidad mayor, hechos como repintarlas no ayudarán en nada a mantener la porosidad alta, por lo que no pierdas el tiempo.
3.- Necesitan ser renovadas cada cierto tiempo. A muchos les parece mentira, pero las piedras también tienen que cambiarse de vez en cuando. Sí, sabemos que parece que no hacen nada y lo aguantan todo, pero la suciedad y la luz solar puede afectarles negativamente con el tiempo. Además, lo mejor es que el jardín luzca impoluto cuando vengan invitados, así que preocúpate de mantenerlo en un estado óptimo.
4.- Deben mantenerse rugosas. Cuando una piedra que ha sido siempre rugosa empieza a presentar una especie de recubrimiento resbaladizo debes empezar a preocuparte. Esto seguramente se deba a la formación y propagación de algas u hongos. Si esto sucede (que lo más normal sea en los meses de más calor, cuando pueden florecer a sus anchas con un poco de humedad), te tocará retirar las que detectes que están defectuosas y sustituirlas por piedras limpias.
Ideas para jardines con piedras blancas y plantas
Las más comunes son las piedras blancas de río, las redondeadas, pero hay más tipos a los que puedes recurrir si quieres variar un poco. De hecho, hay algunas que son ideales para zonas de relleno y que trabajan especialmente bien en espacios con plantas, ya que impiden que el agua se escape y fomentan su absorción por parte del crecimiento de las plantas. Por eso son tan utilizadas en verano: para retener la humedad en la tierra por más tiempo.
Para rellenar zonas vacías, para proteger las plantas, para crear formas sinuosas… las piedras blancas cumplen múltiples funciones en un jardín.
Ten en cuenta además que estas piedras se llevan especialmente bien con los espacios más húmedos y son ideales para aislar las zonas de paso de ciertas fugas que puedan producirse en el día a día, así que no dudes en recurrir a ellas. Para los fondos de fuentes u otras zonas, las piedras sin aristas son las más recomendadas, ya que no cuentan con picos ni zonas punzantes que puedan lesionar a nadie en caso de caída.
Las piedras blancas también pueden combinarse con otro tipo de piedras, especialmente si son grandes o de colores intensos. Mientras que las blancas normalmente se utilizan para rellenar zonas a las que no se puede acceder, las piedras de mayor tamaño son las que separan las zonas aptas para caminar de las que no, o las que diferencian las zonas verdes de las que no lo son.
Y atención a las combinaciones de colores, que son muy resultonas con las piedras blancas. Nuestra recomendación es que elijas siempre colores fáciles de combinar, como el rojo o el azul, para que el jardín no se convierta en un festival de colores estridentes. Claro que, sobre gustos, no hay nada escrito y eres libre de crear tus propias composiciones, así que no te cortes.
Jardines con piedras blancas y césped: tips prácticos
Hay varias formas de combinar piedras blancas con césped. La más conservadora es creando espacios para cada elemento, separando la zona del césped de la de las piedras. De este modo, se pueden crear bonitas formas sobre el terreno (ondas, estrellas, caminos ovalados…), delimitando a su vez las zonas que son aptas para el paso de la que no lo son.
La complejidad de las formas dependerá del nivel de dedicación que quiera alcanzar cada uno.
Es una fórmula especialmente efectiva en terrenos grandes, que requieren de zonas que marquen los límites a los asistentes, especialmente si se celebran eventos multitudinarios. Además, no es nada complicado hacer la separación sobre el césped y no requieren de más cuidados que los tradicionales, por lo que es una solución que gusta a mucha gente que posee un jardín en sus dependencias.
Otra manera de hacer que combinen las piedras blancas con el césped es convertir ciertas zonas estratégica del jardín en inexpugnables introduciendo piedras en su interior para evitar que se pisen. Por ejemplo, esto es útil cuando se poseen árboles o plantas recién cultivadas y resulta peligroso pisarlas. Por eso se suelen ubicar en zonas próximas a plantas sensibles, que además sirven para marcar a lo lejos la ubicación de los límites del jardín.
También se pueden usar para crear unas señales visuales de alerta. Por ejemplo, se pueden poner piedras en los bordes de la piscina o en las zonas de descanso próximas a la misma para separar la zona de baño de la de reposo y evitar caídas accidentales.
Existe la creencia de que las piedras blancas son la mejor opción para evitar que niños pequeños se acerquen a la piscina por zonas indebidas, ya que no existen reclamos visuales (como colores intensos o formas exóticas) que les llame la atención, aunque parece que es más mito que realidad.
Jardines decorados con piedras blancas
Hay un hecho irrefutable acerca de los jardines que están decorados con piedras blancas, y es que no necesitan mucho más para destacar. De hecho, la combinación del blanco intenso de las piedras con el verde del césped hace que sea mucho más sencillo alcanzar una combinación de colores sencilla y efectista para el ojo humano.
Pero siempre hay margen para la innovación y nunca está de más crear formas nuevas para hacer del jardín un espacio personal y único. Hay quienes incluso crean una serie de formas en sus jardines con piedras blancas, tierra y añadidos de otros colores: espirales, peces, plantas… todo vale.
Una opción también válida que todavía no hemos contemplado es la formación de caminos pedregosos por el propio jardín. En vez de dejar las piedras en un margen del jardín o limitar su uso a zonas delimitadas muy específicas, también se pueden utilizar para dar forma a las zonas de paso del jardín.
Uno de los peligros de las piedras es que pueden resbalar de un día para otro, por lo que es imperativo que sean revisadas con frecuencia.
Esto es especialmente cómodo en zonas de piscinas o en las partes del jardín que suelen estar expuestas a la humedad, así que, si el tuyo dispone de un sistema de riego, no dudes en utilizar este suelo para hacer que el desplazamiento sea menos resbaladizo.
Ideas para jardines con piedras blancas y rojas
Las piedras rojas y blancas pueden combinarse por separado para crear formas únicas en el jardín, pero también se puede optar por crear una mezcla de color rojo y blanco por zonas específicas, como las zonas próximas a las fuentes, los límites del camino o los bordes de la piscina.
Este tipo de piedras es perfecto para quien quiere utilizar el color rojo y darle buena parte del protagonismo a la zona decorada, pero quiere renunciar a la excesiva intensidad de las piedras que únicamente presentan un solo color. La mezcla da lugar a un color que recuerda ligeramente a la madera y que gusta mucho en las zonas menos expuestas a los climas áridos.
Sin embargo, otro tipo de piedra, mucho más rojiza y de corte transversal, está siendo muy utilizada en muchos jardines que juegan con las perspectivas. El rojo y el blanco funcionan bien en su justa medida, y siempre y cuando la presencia de piedra blanca aumente conforme aumenta la intensidad del color rojo.
Este equilibrio es importante para que el jardín no se convierta en una combinación algo extraña de colores. Recuerda, además, que el jardín debe mantener la predominancia del color verde para que siga conservando su seña de identidad.
Consejos para jardines con piedras blancas y macetas
Lo mejor es tratar a las macetas como cualquier otro objeto de madera, ya que su color suele ser bastante similar. Por tanto, hay una gran variedad de combinaciones que pueden ir bien con las macetas de jardín, independientemente de que sean colgantes o estén ubicadas en tierra.
Las macetas son muy agradecidas y combinan bien con piedras blancas tanto dentro como fuera.
Una excelente idea si tienes un camino de piedras es utilizar el césped de los laterales y las piedras blancas para crear un contraste precioso con los colores de las flores de la maceta. Lo mejor de todo es que el camino puede combinar varios colores si la capa de piedras es muy fina, aunque la elección debe estar muy medida para que no resulte demasiado extraña.
Eso sí, esta clase de decoración necesita de bastante espacio para que quede bien. Para que te hagas una idea, entre ambas franjas de césped deben ir las macetas, una hilera de piedras de mayor grosor (que delimitan el camino y le dan forma), las pequeñas piedras que se encuentran rellenando el hueco entre las grandes piezas rocosas para andar, y las partes pedregosas que conforman el grueso del camino y que, cómo no, deben presentar una superficie antideslizante.
Pero las piedras blancas también pueden combinar bien con macetas en menor cantidad. Y es que no tienes por qué recurrir a un camino que ocupe medio jardín para lucirte con las piedras blancas.
De hecho, una buena idea es optar por dejar que el verde del césped mantenga el protagonismo y que las piedras blancas solo ocupen la parcela de tierra que se encuentra en el interior de la maceta. Lo que se consigue así es combinar el blanco únicamente en las zonas donde hay más vegetación, haciendo que el contraste sea todavía mayor.
Eso sí, ten en cuenta que el grosor de las piedras que incluyas en estas macetas debe ser de reducidas dimensiones para que no impidan el paso del agua al regarlas y garantizar que permiten la transpiración de la tierra.